Las cámaras de seguridad dentro del vehículo de transporte captaron los hechos. Los delincuentes se comportaban como pasajeros comunes, sin despertar ninguna sospecha. Sin embargo, en un momento determinado del viaje, sorprendieron al acercarse al conductor y su asistente. Estos individuos estaban armados y bajo amenazas exigieron dinero y teléfonos móviles.
Lo más llamativo es que a simple vista, estos individuos no parecían tener intenciones delictivas. Vestían pantalones de tela, camisas a cuadros, llevaban lentes de lectura y usaban gorras. Cabe destacar que ambos llevaban mascarillas, lo que contribuyó a que no levantaran ninguna sospecha y, quizás por eso, pasaron desapercibidos en la unidad.
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